Villena (Alicante) se remonta al Paleolítico Medio, hace aproximadamente 50.000 años, periodo al que pertenecen los vestigios más antiguos hallados. Se encontraron en la Cueva del Cochino, al sur de la Sierra del Morrón, eran instrumentos de pedernal, propios de una época de cazadores-recolectores, época musteriense. Posteriormente se hallan en el paraje de Huesa Tacaña, al oeste de Peña Rubia, numerosos instrumentos de sílex, pertenecientes a la cultura gravetiense, que procedían seguramente del oriente mediterráneo. La evolución es fácilmente observable en la Cueva del Lagrimal, situada en la Sierra de Salinas, cuyos niveles inferiores muestran la influencia gravetiense, mientras que en los intermedios, desde el 8.000 a.C., aparecen restos mesolíticos, cerámica y hachas de piedra pulimentada, indicio de la llegada de la revolución neolítica.
Los vestigios neolíticos inundan todo la comarca, y apenas hay un sitio dedicado al cultivo o la
ganadería, donde no se puedan hallar. En 1.960, ya eran más de 30 los
yacimientos neolíticos hallados en la comarca. Lo amplio de los lugares en que
se han encontrado, demuestra que el neolítico no es, una cultura de cuevas, ya
que casi la totalidad de la cerámica cardial, se ha localizado fuera de las
mismas. Sin embargo, el neolítico fue corto y en los estratos considerados
eneolíticos, ya se encuentran sencillos objetos metálicos, como en los niveles
superiores de la Cueva del Lagrimal. Estos instrumentos, caracterizan la
llegada de la Edad del Bronce, cuyos asentamientos ya no se encuentran en
llanuras abiertas, sino en estratégicas alturas fácilmente defendibles.
Tesoro de Villena |
Las
cuevas que hasta entonces habían sido lugar de habitación, empezaron a
utilizarse para fines sepulcrales.
El desarrollo alcanzado en esta etapa, le ha otorgado a
Villena, un lugar de privilegio, ya que ha esta cultura pertenece el conjunto conocido
como Tesoro de Villena, el tesoro de vajilla áurea, mas importante de España y
el segundo de Europa, solo superado por el de las Tumbas de Micenas (Grecia).
Tras la Edad del Bronce, se constata presencia humana en
yacimientos Ibéricos, en el Puntal de Salinas. También los Celtas, dejaron su
huella en la necrópolis de incineración del Peñón del Rey.
De la época romana, no se ha encontrado núcleo de población
estable, aunque han aparecido restos de villas, repartidas por todo el término.
A estos yacimientos hay que añadir hallazgos de monedas y cerámica, debido a
que por el valle del Vinalopó, circulaba la Vía Augusta, de la que quedan
trincheras.
Durante la dominación visigoda, la comarca de Villena formó
parte de una provincia que se correspondía, aproximadamente con la antigua
Cartaginense.Tras la conversión de Recaredo, los godos eran oficialmente
católicos, pero había una disociación entre el campo y la ciudad, y la
cristianización sólo tuvo lugar en las zonas urbanas. El campo no se
cristianizó, ni la masa general de hispanorromanos, dado que en las villas
romanas, no se ha hallado, símbolos cristianos y si abundantes testimonios de
culto pagano, aún después del edicto de Teodosio, aunque no se tiene total
seguridad, se supone que Teodomiro, fue fiel a la Causa de Rodrigo, y por tanto
asistiría a la batalla de Guadalete, volviendo luego a defender su región, antes
de la llegada de los árabes. Los musulmanes, invadieron la Península Ibérica
hacia el 711, y se encontraron con el duque visigodo, llamado Teodomiro, que
dominaba una amplia comarca, que tenía por centro la ciudad de Orihuela, la
zona llevaba poco tiempo sometida a la ocupación visigoda, que no había sido
bien acogida por la comunidad rural hispano-romana, que era mucho más abundante
que en las ciudades.
Teodomiro |
Villena como núcleo de población estable, en su localización actual es la del tratado de los musulmanes con Teodomiro en el año 713. Por este tratado los musulmanes no se apoderaron de ninguna propiedad por derecho de conquista, quedando toda la población en posesión de sus bienes.Las teorías más aceptadas afirman que,
el núcleo de población apareció en los últimos periodos de la época o bien se conformó a partir
de la conquista árabe. Su localización, se cree que se encontraba en la zona del barrio del Rabal, al oeste de la Iglesia de Santa María, bajo la cual debió situarse la mezquita. Esta teoría cobra sentido por los hallazgos de viviendas de labranza del siglo XII y XIII, alrededor de la Iglesia de Santiago, que fue el centro de la ciudad cristiana.
Durante el periodo de taifas, parece que Villena perteneció en diferentes épocas al reino de Denia, aunque no existen documentos que lo acrediten.
Sin embargo hay escritos árabes que nos presentan a Villena, como una ciudad de bello aspecto, poseedora de agua y de jardines, al norte de Murcia.
En el área urbana destacarían los castillos de la Atalaya, Salvatierra y la mezquita que debió estar situada, donde hoy día esta la Iglesia de Santa María. También se han localizado dos cementerios musulmanes, el llamado de la Losilla, que se encuentra en las cercanías de la que fue la Puerta de Biar, donde se bifurcaban los caminos, para Alcoy y Alicante; el otro, llamado Puerta Almansa, en las inmediaciones donde estuvo dicha puerta, que era el camino hacia Ocaña y Toledo.
El Cid |
El Cid, estuvo sobre el año 1086 por la zona de Villena, aunque el primer intento serio de conquista, fue en 1238, cuando Ramón Folc y Artal de Alagón, saquearon la ciudad, aunque no llegaron a tomarla. A finales de 1239, el infante Fernando de Aragón, intento tomarla con la ayuda de una catapulta, pero los defensores la destruyeron y tuvieron que retirarse. La conquista definitiva tuvo lugar en 1240, por Ruy Pérez Ponce de León, comendador de Alcañiz, en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón, en 1244 se devolvió a Castilla y fijo la frontera entre Castilla y Aragón. Fue entre 1252 y 1256, cuando se crea el señorío de Villena a Favor de Manuel de Castilla, hermano menor de Alfonso X el Sabio y yerno de Jaime I.
Más tarde, en 1264, Castilla necesitó de nuevo la ayuda de catalanes y aragoneses para sofocar una sublevación morisca promovida por el rey
granadino Alhamar que tuvo gran éxito en la región ya que los repobladores cristianos preferían
asentarse en otras tierras, sobre todo de Andalucia,
más fértil y donde había más posibilidades. De retomar Villena se
encargó Jaime I, que rindió la ciudad pacíficamente para don Manuel, pactando
con los sublevados. Queda constancia de que don Manuel, poseyó el señorío de
Villena como si fuese un rey, y levantaba mesnadas, imponía tributos, daba
fueros y privilegios y se reservaba el derecho de nombrar escribanos y jurados.
A la muerte de don Manuel, el señorío lo heredó su hijo, don Juan Manuel, segundo señor, príncipe y primer duque de Villena. Este contrajo matrimonio en 1299 con doña Isabel de Mallorca, que falleció en 1301 sin dejarle descendencia, y en 1309 con doña Constanza, hija del rey Jaime II de Aragón. Al realizarse las nupcias antes de que la infanta hubiera cumplido los doce años, se acordó que esta quedara recluida en el castillo de la Atalaya hasta que cumpliese dicha edad, hecho que ha sido recordado hasta la actualidad en el imaginario popular. El matrimonio oficial se celebró en Jativa en 1312.
A lo largo del siglo XIV comienza un periodo de prosperidad económica que hará que la ciudad ascienda en la escala de títulos otorgadas a sus señores y ciudadanos. Primero obtuvo, de mano de los Manueles el título de villa. En 1476 la población se levantó contra el marqués don Diego López Pacheco, alentada por los Reyes Católicos, y en 1480 pasó a depender directamente del realengo y a disfrutar de distintos privilegios. No obstante, el término geográfico marquesado de Villena siguió utilizándose para denominar esta región, dentro del antiguo Reino de Murcia, al menos hasta el siglo XVII.
El emperador Carlos V, le concedió el título de "ciudad" en 1525. La importancia de este nombramiento queda demostrada por el hecho de que en 1844, 319 años después de este, sólo existían en España 152 ciudades, y en la actual provincia de Alicante, lo eran únicamente Denia, Jijona, Orihuela y Villena.
Durante la Guerra de Sucesión entre los Austrias y Borbones, Villena apoyó a estos últimos en la figura de Felipe V, sirviendo el castillo de la Atalaya como importante plaza de armas, para acabar con los fueros del Reino de Valencia en la famosa batalla de Almansa en 1707. Esto le hizo ganar el título de: "Muy noble, muy leal y fidelísima", que hoy figura en su escudo. Este último rey, además, terminó con la condición fronteriza que había tenido Villena desde época musulmana.
Durante la Guerra de la Independencia, Villena fue tomada por el mariscal Suchet, de las tropas napoleónicas. Para provocar la rendición de las escasas fuerzas que defendían el castillo de la Atalaya, en 1811 Suchet lo bombardeó desde el exterior y, al tomar la fortaleza, hizo volar parcialmente las bóvedas almohades de la torre del homenaje, a fin de dejarlo inservible para apostar una guarnición.
En 1836, tras haber pertenecido previamente a las provincias de Murcia y Albacete, se incorporó definitivamente a la de Alicante. La ciudad se introdujo en el camino del desarrollo, con el paso en 1858, del ferrocarril que unía Alicante con Madrid y en 1884, con el trazado que la conectaba con Cieza y Alcoy.
En el verano de 1888 se derribó por insegura, aunque con una considerable oposición popular, la torre del Orejón, que había sido todo un símbolo de la ciudad desde hacía varios siglos. Con el derribo, se eliminó el último lienzo de muralla que quedaba en la ciudad y se ensanchó la calle Mayor, una de las principales arterias de la ciudad en aquellos años.
Iglesia de Santiago |
Al inicio de la guerra civil y dado el éxito de la sublevación en Albacete, las autoridades alicantinas enviaron fuerzas de seguridad a Villena y Almansa para impedir que se extendiera la rebelión a estas ciudades y se dificultaran las conexiones con Madrid. Los primeros días de la contienda reinó el caos en la población, produciéndose así los mayores destrozos. La Iglesia de Santiago fue quemada, se destruyó su verja de hierro repujado y se picaron unos escudos de la fachada este, dado que incluían las armas de los Reyes Católicos, acompañadas del yugo y las flechas. La Iglesia de Santa María perdió casi por completo sus bóvedas. También se incendiaron el convento de las Trinitarias, la Iglesia del Santuario de Nuestra Señora de las Virtudes y las diversas ermitas y capillas de la población.
La ciudad fue bombardeada en diversas ocasiones, la primera de ellas el 19 de diciembre de 1936, que se saldó con dos muertos y dieciséis heridos. El objetivo principal de los bombardeos era cortar la conexión por ferrocarril entre Madrid y Alicante.
Iglesia de Santa María |
Finalizada la guerra civil, la situación de la ciudad era crítica, tanto económicamente por la falta de suministros como por la cantidad de infraestructura destruida que hubo que reconstruir lentamente. En la segunda mitad de los años 40 tuvieron lugar las obras de adoquinado y alcantarillado de las principales calles de la ciudad, incluyendo el adoquinado total de la llamada Puerta de Almansa, (cruce de calles donde estuvo situada esta puerta) hasta la plaza María Auxiliadora. Además, en 1948 se levantó el monumento a Ruperto Chapí, obra de Navarro Santafé, y se iniciaron las obras de reparación de las bóvedas de la Iglesia de Santa María, que habían quedado destruidas al principio de la guerra civil.
En 1954 se construyó el barrio de la Constancia, preludio de la gran explosión demográfica que tuvo lugar a partir de los años 60, debido a la llegada de inmigrantes, sobre todo de Castilla, La Mancha y Andalucía. Así pues, entre 1960 y 1970 la superficie urbana creció sobre un 20% y la construcción de viviendas aumentó en un 650%. En 1961 se construyó el barrio de San Francisco de Asís a fin de ofrecer viviendas a los sectores más castigados económicamente. Este hecho hizo que fuera llamado popularmente "Poblado de Absorción" y actualmente se le conozca como "El Poblao". La supresión del ferrocarril de vía estrecha de Cieza a Alcoy permitió a mediados de los sesenta el ensanche de Villena en dirección al sur.
El aumento de la población, así como el parque móvil, provocó un gran aumento de tráfico en el centro de la ciudad, lo que provocó que en 1978 se excavara un túnel en la Sierra de la Villa a fin de construir una variante a la carretera N-330, precursora de al actual autovía A-31, que circula por el mismo túnel. El 3 de agosto de 1979 se procedió al renombre de todas las calles con trasfondo franquista. Destaca el caso de barrio de la Constancia, donde todas las calles estaban dedicadas a personalidades franquistas y pasaron a estar dedicadas a escritores y pintores españoles como Pablo Picasso, Federico García Lorca o Juan Ramón Jimenez.
Uno de los principales problemas urbanísticos que se ha venido dando desde entonces, es la compresión del casco urbano entre la línea del ferrocarril y la autovía, que ha hecho adoptar a la ciudad una forma alargada que provoca grandes problemas de tráfico en el centro de la ciudad. Esto ha producido que, al menos desde 1988, se haya hecho una propuesta de soterramiento de las vías, reclamación que sigue vigente en la actualidad.
El desarrollo actual de la ciudad ha propiciado una ciudad moderna dotada de una buena infraestructura cultural, como el teatro Chapí, los diferentes museos, el pabellón deportivo municipal, los diversos eventos culturales o la casa de la Cultura, donde está situada una de las tres bibliotecas de la ciudad, una sala para teatro y cine y varias salas de exposiciones. También, junto con la especialización de la economía ha crecido la infraestructura de servicios. La ciudad cuenta con dos polígonos industriales, "El Rubial" en las cercanías de la estación del ferrocarril y "Bulilla" en las de la autovía A-31, así como con otras zonas industriales en los principales accesos de la ciudad.
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