Historia de la Ciudad
Cuentos y leyendas preromanas, romanas, góticas, mudéjares, barrocas, neoclásicas, eso es Sevilla.
La historia de Sevilla está íntimamente ligada a la del río Guadalquivir, pues desde sus orígenes desempeñó el papel de puerto fluvial y puente entre el Océano Atlántico y el interior de la región andaluza. Tampoco podemos olvidar el protagonismo de Sevilla como encrucijada de caminos terrestres entre el Norte, el Este y el Oeste de la Península Ibérica. Ya en los albores del primer milenio a.C., el suelo sevillano estaba predestinado a convertirse en la sede del gran emporio del Guadalquivir. La Sevilla primitiva nació allí donde el cauce del río dejaba de ser navegable para las grandes embarcaciones. Las excavaciones arqueológicas emprendidas en la Cuesta del Rosario permiten afirmar que el asentamiento humano se hizo estable hacia el siglo IX a.C.
La historia de Sevilla está íntimamente ligada a la del río Guadalquivir, pues desde sus orígenes desempeñó el papel de puerto fluvial y puente entre el Océano Atlántico y el interior de la región andaluza. Tampoco podemos olvidar el protagonismo de Sevilla como encrucijada de caminos terrestres entre el Norte, el Este y el Oeste de la Península Ibérica. Ya en los albores del primer milenio a.C., el suelo sevillano estaba predestinado a convertirse en la sede del gran emporio del Guadalquivir. La Sevilla primitiva nació allí donde el cauce del río dejaba de ser navegable para las grandes embarcaciones. Las excavaciones arqueológicas emprendidas en la Cuesta del Rosario permiten afirmar que el asentamiento humano se hizo estable hacia el siglo IX a.C.
Epoca Tartesica
No es seguro que existiera una ciudad llamada Tartessos, dado que aún no se ha encontrado su ubicación. Aunque están perfectamente documentados otros poblados a lo largo del valle del Guadalquivir, territorio de expansión de la Civilización de Tartessos, la ubicación de la capital, estaría situada en el cauce del rio Tartessos (Guadalquivir), en algún punto entre la actual Coria del Río y la zona frontera al Aljarafe sevillano.
Epoca Romana
La ciudad romana de Híspalis, ubicada junto al Guadalquivir , en la actual Sevilla, logró ser un centro comercial de los mas importantes de la Hispania romana.
La ciudad residencial era Itálica , enclavada en Santiponce.
Hay que subrayar que la primera referencia romana es del año 206 antes de Cristo, cuando se registró la batalla de Llipa y se fundó Itálica. A partir del año 45 antes de Cristo, con la segunda llegada de César a Sevilla, con la batalla de Munda y la concesión a la ciudad del titulo de Colonia Julia Romula Hispalis.
Epoca Visigoda
Tras la caída del Imperio Romano, diversos pueblos bárbaros llegaron en incontenibles oleadas, e Híspalis, fue ocupada sucesivamente por Vándalos, Suevos, Alanos y Visigodos. Estos últimos, la hicieron capital de su reino, su nombre era Spalis. Durante aquel periodo de esplendor, que se prolongó hasta bien entrado el siglo siguiente, brillarían con luz propia figuras Hispalenses tan notables como San Isidoro y San Leandro.
La Híspalis visigoda fue la mayor y más importante ciudad de la Península, notable por sus monumentos y edificios. La considerable importancia de Hispalis viene atestiguada por ser la metrópoli cultural y religiosa de la Hispania visigoda gracias a la obra de los obispos San Leandro y San Isidoro.
Su población mantuvo los 10.000 habitantes.
Su población mantuvo los 10.000 habitantes.
Sin embargo, la huella visigoda en la Sevilla actual es mínima, se reduce a capiteles, cimacios e inscripciones en lápidas. La ciudad visigoda se correspondía en sus límites y organización con la ciudad romana, y es probable que sufriera un proceso de degradación. Hay indicios de la existencia de un palacio cerca del Salvador y una basílica cristiana en el Patio de Banderas, presumiblemente la Catedral.
Epoca Musulmana
La conquista de la Península Ibérica fue en realidad una fase más de la expansión musulmana por la cuenca del Mediterráneo desde mediados del siglo VII. Durante los cinco siglos de dominación islámica, Sevilla desempeñó un papel político y cultural de primer orden.
El nombre romano de Hispalis se trocó por el de Isbiliya, desde que la ciudad de Sevilla fue conquistada por Muza en el año 712 de nuestra era, comenzando así la época musulmana que se extendería a lo largo de cinco siglos. Los musulmanes denominaron Isbiliya a esta ciudad, de aquí deriva su nombre actual.
Aunque dependiendo del Califato de Córdoba, Sevilla se convirtió en esta época en la ciudad más importante de Al-Andalus. Fue de nuevo foco de riqueza cultural y capital de los reinos de Taifas de la mano del Rey Almutamid el poeta.
Después llegarían los almorávides y almohades, nuevos señores de Al-Andalus que dan a la ciudad la fisonomía básica del casco histórico que aún conserva. De esta época datan la construcción de la Giralda, Torre del Oro y Alcázar, monumentos emblemáticos de la ciudad.
Epoca cristiana
En el año 1248, después de dos años de asedio el rey Fernando III consiguió la rendición de los musulmanes de la ciudad de Sevilla. En poco tiempo se expulsa a la población musulmana y el solar es repartido entre los conquistadores. Se le da una nueva demarcación urbana en diferentes distritos, siempre alrededor de sus respectivas parroquias (muchas de ellas mezquitas reconvertidas). La mezquita mayor sería derribada para construir la catedral.
Tras la reconquista cristiana, Sevilla se convirtió en la capital de un extenso reino, de perdurable vigencia civil y eclesiástica. Fernando III permaneció en la ciudad hasta su muerte en 1252; en la catedralicia Capilla Real, a los pies de la Virgen de los Reyes que tanto venerara en vida, reposa su cuerpo incorrupto, en la espléndida urna de plata que labrara el orfebre barroco Juan Laureano de Pina con motivo de su canonización en 1671.
Tan pronto como Fernando III tomó posesión de la ciudad no escatimó tiempo en arbitrar su reparto y organización con arreglo a las leyes, fueros y usos castellanos.
Considerada la ciudad perteneciente a la Corona por derecho de conquista, el monarca procedió al reparto de la ciudad y de su término entre los miembros de su familia, los infantes, los ricos hombres, los prelados, los caballeros, las órdenes militares, las órdenes religiosas, todos los que le ayudaron en la magna empresa de la conquista.
Epoca Renacentista
Con el Descubrimiento de América en 1492 se inicia la Edad Moderna y Sevilla se erige, durante más de dos siglos, en puerto y puerta del Nuevo Mundo. Encuentro de culturas en un continuo flujo y reflujo, cual si de vasos comunicantes se tratara, la imagen de Sevilla quedaría grabada de manera indeleble en las retinas de cuantos se disponían a emprender la Carrera de Indias. La riqueza económica generada por el nuevo mercado americano transformó a Sevilla en la meca del comercio occidental, atrayendo tanto a comediantes como a banqueros extranjeros, artistas y navegantes de nombradía, misioneros deseosos de convertir almas y aventureros sin escrúpulos. La urbe de los Siglos de Oro, que llegó a ser llamada "Roma triunfante en ánimo y nobleza" se convirtió durante el Quinientos en la principal ciudad de España y en una de las diez ciudades mayores de Europa.
A pesar de la opulencia vivida con anterioridad, la Sevilla del siglo XVII no pudo sustraerse a la grave crisis económica que por entonces afectaba a Europa en general, y a España en particular. Esta decadencia, agravada en nuestra urbe por frecuentes calamidades públicas, caso de las nefastas riadas y epidemias de peste, por fortuna no se correspondió con el florecimiento que experimentaron las Artes en todas sus manifestaciones.
Nos encontramos a una Sevilla menos tumultuosa, menos ebullante. Ahora la ciudad se va a caracterizar por la miseria, mendigos y hospitales. El estamento eclesiástico, más que mantener su poder y riquezas lo aumenta. Llegarán a existir un total de 6 monasterios, 36 conventos de frailes y clérigos regulares y 28 de monjas además de las 29 parroquias. El siglo XVII es la centuria de las procesiones, de las rogativas, de las hermandades de penitencia. La febril religiosidad marcó sin duda alguna las realizaciones artísticas de estos años. Clara manifestación de ello es el gran desarrollo de la imaginería, o el que grandes maestros de la pintura fueran absorbidos por los encargos eclesiásticos, caso de Murillo, Zurbarán o Valdés Leal.
Es en este siglo cuando se instituye la carrera oficial de las hermandades de pasión con lo que nace la Semana Santa.
Posteriormente, en el siglo XVIII se construyó la fábrica de tabacos (actual sede de la Universidad) y la Plaza de Toros de la Real Maestranza.
En el siglo XIX llega el ferrocarril a Sevilla.
Siglo XX
Comienza este siglo con la preparación de la Exposición Universal de 1929. Este evento nos deja la construcción de la Plaza de España y el Parque de María Luisa. A partir de aquí la ciudad comienza una remodelación de su infraestructura para modernizar y mejorar la comunicación: red de tranvías, canalización del río y construcción del aeropuerto.
Tras el paréntesis de la guerra civil (1936-1939), en los años 60 la ciudad se expande hacia las afueras en diferentes barrios y continúa su modernización.
En el año 1992 con motivo de la Exposición Universal se pone en marcha un plan de mejora que permite la construcción de nuevos puentes sobre el rio, ampliación y construcción de avenidas y el enlace entre Madrid - Sevilla con el tren de alta velocidad.
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